Introducción de la alimentación complementaria
Entre los 4 y 6 meses se puede empezar a introducir otros alimentos diferentes de la leche. Se tiene que hacer siempre de forma progresiva, con una textura bien triturada al principio y sin añadir miel, azúcar ni sal.
Hay pediatras que prefieren empezar por el puré de fruta y otros por los cereales, aquí tenéis una pauta de cómo seguir la diversificación alimentaria.
El puré de fruta se prepara con fruta madura, sin piel y bien triturada. Escoger frutas locales y de temporada como el plátano, la manzana, la pera y la naranja o mandarina, evitando las frutas exóticas y las frutas rojas como los fresones. No hay que añadir azúcar ni miel.
La papilla de cereales se prepara al principio con cereales sin gluten y entre los 6 y 7 meses se empieza a introducir los cereales con gluten.
A los 6-7 meses es empieza con el puré de verdura, pondremos zanahorias, judías verdes, calabacín o calabaza, patata y carne de pollo primero y de ternera más adelante. Se añade un chorrito de aceite de oliva en crudo al momento de triturarlo.
A partir de los 9 meses se puede dar pescado blanco, tipo gallo, merluza o lenguado, dos veces a la semana.
El huevo se empieza a introducir hacia los 10 meses, sólo la yema, hervida y empezando por un cuarto el primer día. La siguiente vez media, y así le damos 2 veces a la semana.
Hacia los 11 meses se pueden dar las legumbres, procurando que queden bien trituradas para poderlas digerir mejor.
A partir de los 12 meses ya se puede dar leche de vaca y productos lácteos como el yogur y el queso tierno.
También se puede dar ya el huevo entero, bien cocido y empezando igual por un cuarto y luego medio.
El pescado azul tiene más grasa, cuesta más de digerir y puede dar reflujo, por eso se da a partir de los 18 meses.
A partir de los 24 meses el niño o niña ya puede comer prácticamente de todo y conviene que participe de las comidas familiares para que vaya cogiendo buenos hábitos a la hora de comer.